viernes, 29 de marzo de 2013

COFRADÍA DE LA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO







ANTONIO PADIAL BAILÓN


 
No hemos de confundir esta cofradía con otra de título similar, la del Santo Crucifijo de la Sangre, Animas Benditas del Purgatorio y Ntra. Sra. de la Encarnación, que se servía en la iglesia del convento de Santa Cruz la Real (Santo Domingo) de la que ya se ha tratado en este blog. Esta de la Sangre de Jesucristo, nace en el siglo XVI en el Convento de Ntra. Sra. de las Mercedes (La Merced), de mercedarios calzados, donde después se fundarán otras hermandades de penitencia, desgajadas de esta de la Sangre de Jesucristo, como fueron la de Jesús de la Humildad, de la que ya hemos tratado anteriormente y la de Jesús Nazareno de la Merced, que trataremos en otra ocasión.

El convento de mercedarios calzados se establece en Granada muy tempranamente, porque lo hicieron por fundación Real, primeramente en una capilla levantada hacia 1497 por devoción de un tal Alonso Gallego, a la entrada de la ciudad por el Camino Real de Santa Fe en el lugar que fue después Hospital de San Lázaro (en la Caleta) y, años después, en 1514, adquieren un corral de ganado y matadero junto a la iglesia de San Ildefonso, cerca de la Puerta de Elvira, donde a partir de 1530 levantan la iglesia, que actualmente existe, aunque transformada y que ocupa la esquina que forman las calles Acera de San Ildefonso y Cuesta de la Alhacaba. La portada según fotografías y grabados de la segunda mitad del siglo XIX era similar a la del Hospital Real.
Situados extramuros de la ciudad, en lugar escasamente poblado, para atraer el mayor número de devotos (y con ello la posibilidad de mayores ingresos económicos en demandas, cultos y misas), al igual que otras órdenes religiosas, favorecen el establecimiento en la iglesia de su convento de hermandades y cofradías, fundándose allí, entre 1575 y 1580, la Hermandad de penitencia de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
La comunidad de Mercedarios Calzados le cedería para dar culto a las imágenes de la hermandad “una grandiosa capilla” según nos dice Henríquez de Jorquera, que califica a la hermandad de “antigua”. La capilla era la tercera del lado izquierdo de la iglesia, según se entra, o lado del Evangelio, tras la que daba acceso al claustro del convento  [1]. 


  
Antiguo Convento de la Merced Calzada. Después penal y hasta hoy establecimiento militar.
LA PROCESIÓN

La Cofradía de la Sangre de Jesucristo realizaba su estación de penitencia el Jueves Santo por la tarde, después de la Cofradía de la Virgen de las Angustias y Transfixión y de la Cofradía de la Vera Cruz, por ser estas más antiguas.

Seguramente en sus primeros años lo haría con la imagen de un Crucificado y una Dolorosa, para, y según era costumbre en las hermandades penitenciales granadinas, para, más tarde, incorporar otros pasos a su estación de penitencia, como el del Ecce Homo o Señor de la Humildad, un Cristo Amarrado a la Columna y un Nazareno.

Las imágenes de estos pasos que procesionaba la hermandad en su estación de penitencia, eran servidas por una especie de sub-cofradía encargada de darles su culto y prepararlas para la procesión, a modo de cofradías filiales de la principal, que tendría el carácter de archicofradía de la Sangre de Jesucristo. Lo mismo ocurría con la Cofradía de la Pasión del convento de la Trinidad. Lo más seguro es que también procesionara, años después, al Patrón de la Orden Mercedaria San Pedro Nolasco, como también era usual en las cofradías establecidas en conventos[2].  

Esta gran cofradía de penitencia procesionaba varias imágenes, quizá la más devota durante el siglo XVI y XVII sería la del Crucificado, que tomaría la advocación genérica de la hermandad, es decir, la de Cristo de la Sangre, del que trataremos después, cuando analicemos las imágenes de la cofradía y que cerraría la procesión de penitencia. Ésta seguiría un orden cronológico de la Pasión, con la imagen de Jesús a la Columna, después la de Jesús de la Humildad, seguida de la de Jesús Nazareno y la de Nuestra Señora.

Crucificado de la Sangre

La estación de penitencia la realizaba a las ocho de la tarde, aunque los Prelados irán dictando una serie de decretos de obligado cumplimiento para las cofradías, a fin de que éstas adelantaran sus horarios, de modo que no hubiera ninguna en la calle después de las diez de la noche.

Henríquez de Jorquera nos da idea del hábito penitencial de sus hermanos. Éstos vestían hábito negro y no llevaban caperuz o capillo, “…salieron con sus túnicas negras y descubiertos los rostros con sus cuellos enmoldados”, es decir, irían con los cuellos almidonados de la época, bien de los llamados de “golilla” en el siglo XVI o cuellos amplios de encaje de la época de Felipe III en el siglo XVII. En la Semana Santa antigua de Granada, no todos los hábitos llevaban capirote; aún hoy en Loja se han conservado unos hábitos que carecen de él y estos de la Hermandad de la Sangre pudieran ser semejantes a los referidos en aquella localidad.  

Nazarenos de Loja
La hermandad seguirá a finales del siglo XVI y primera mitad del XVII las vicisitudes de las restantes cofradías con su suspensión en 1597, de la que hemos tratado en otras cofradías, su autorización en 1612 y la reducción en los años treinta del siglo XVII. Todo ello no le efectó a su continuidad, hoy lo sabemos por ciertos documentos que obran en el archivo Histórico del Arzobispado.

Periodos de decadencia alternaron con otros de auge y, así, la hermandad continuó su vida a lo largo de este siglo XVII y aún realizaba su procesión de penitencia en 1706, más tarde de lo que pensábamos hasta hoy. Esto nos lo constatan los documentos de un conflicto entre el mayordomo de la Hermandad de penitencia del Señor San Pedro, el mínimo Julián Martínez, sita en el convento de mínimos de la Victoria, y el beneficiado de la parroquia de San Juan de los Reyes, por el cobro de la asistencia del beneficiado de dicha parroquia a la procesión del Miércoles Santo que realizaba la Hermandad del Señor San Pedro.

Como prueba, el beneficiado de San Juan de los Reyes, presenta un certificado de lo cobrado por la parroquia de San Ildefonso en la procesión de la Hermandad de la Sangre de Jesucristo:

"Como beneficiados que somos desta iglesia parrochial de San Ildefonso desta ciudad de Granada, certificamos que los derechos parrochiales que se han dado a esta dicha parrochia y ha sido siempre costumbre por la procesión de penitencia de la Sangre de Jesucristo, que sale del convento de Ntra. Sra. de las Mercedes, Redempción de Cautivos término desta dicha parrochia con la asistencia de ocho eclesiásticos regularmente han sido ochenta y ocho reales de vellón (…) a 24 de marzo de 1706" (3).  
Años más tarde, la hermandad sí perece que entró en una decadencia de la que no se repuso como tal hermandad. Las filiales, a lo largo del siglo XVIII, van a recoger el testigo de la principal, independizándose de ella. Así, en 1729, aparece en el convento de la Merced la Hermandad de Jesús Nazareno, con nuevas reglas en la que se aprecia como una reorganización después de la decadencia de la matriz, pues en la solicitud de aprobación de su regla dice: …an procurado restablecer esta venerable hermandad que de muchos años a esta parte se allaba perdida con el fin de aumentar a Jesús Nazareno el maior culto y veneración posible…” .

En 1740, se va a independizar de la Hermandad de la Sangre de Jesucristo la de la Humildad, así como, la de Nuestra Señora de la Soledad, formando corporaciones independientes, ya que parece ser que la Hermandad de la Sangre pasó al convento de la Victoria.

De todo este galimatías, se deduce que, a pesar de todos estos desgajes del tronco de la matriz, ésta pudo continuar a lo largo del siglo XVIII. La creencia en esta continuidad nos viene avalada por el hecho de que, a mediados de ese siglo, aparece una hermandad de la Sangre de Jesucristo unida a la de Jesús de la Humildad en el convento de la Victoria. A este convento de los Mínimos, fueron a parar algunas cofradías de la Merced, entre ellas la de Nuestra Señora de la Guía y Conversión de San Pablo (de ciegos) y lo mismo pudo ocurrir con la hermandad de la Sangre. Incógnita ésta que aun está por aclarar.

Podría tratarse de una fusión de los restos de la Cofradía de la Sangre con la Hermandad de la Humildad del convento de la Victoria, por algún conflicto con las filiales y los mercedarios calzados. En esa época, una cuestión parecida llevó a la Hermandad de Ntra. Sra. de Guía, al convento de la Victoria para agregarse a la Hermandad de la Asunción por un conflicto parecido.       
Sin embargo, en 1765, el Padre Lachica Benavides nos da la noticia de la existencia en el convento de la Merced Calzada de una cofradía del Cristo de la Buena Muerte, que pudiera seguir dando culto al Crucificado de la Sangre y nos dice:

“... y en ella hai Imagenes muy debotas, y que han obrado muchas maravillas. Una es el Sto. Christo de la Buena Muerte. Es muy antigua y se ignora su origen, solo se sabe que esta en este convento desde su primero establecimiento”.

¿Pudiera haber ocurrido, que en la hipótesis de que, desgajadas sus filiales del Nazareno y Humildad, los restos de la Cofradía de la Sangre al pasar al Convento de la Victoria, para unirse a la antigua Hermandad de Jesús de la Humildad de este convento, hubieran dejado al Crucificado en la Merced, trasladándose sólo el resto de los hermanos sin imagen? Son incógnitas que, por ahora, no estamos en disposición de resolver.

Iglesia de la Merced en la actualidad

LAS IMÁGENES



Las imágenes a las que diera culto la Hermandad y procesionara en sus estaciones de penitencia, serían con toda seguridad algunas de las pasionistas que hoy se veneran o se han venerado hace algunos años en la cercana iglesia de San Ildefonso. Me inclino a pensar que la mayor parte de las imágenes de la cofradía fueron realizadas en el taller de Pablo de Rojas, maestro de Martínez Montañés, bien de su mano o de la de sus discípulos. Esta teoría va sustentada por el hecho de que el maestro mantenía un taller muy activo en Granada y su antiguo reino y, además, ya había realizado trabajos importantes para la iglesia del Convento de la Merced en la época de la fundación de la hermandad de penitencia, como el retablo de la Inmaculada Concepción y puede que también las imágenes de dicho retablo. 

Se sabe que la iglesia de la Merced contaba con tres Crucificados. Uno de ellos venerado en la capilla de la Cofradía de la Sangre, y a sus pies una Dolorosa. Estas imágenes fueron a las que daba culto y procesionaba la Hermandad el Jueves Santo; y otros dos Crucificados en la sacristía del templo, aunque estos, según el inventario de la Exclaustración publicado el día 30 de agosto de 1837, uno era “mediano de talla” y el otro Crucifijo “de talla alto con cruz y diadema de madera”, es decir corona de espinas naturales o talladas. Por ello, el paso del Crucificado (que gozaría de más devoción que los de la sacristía), sería el de su capilla, que parece no ser otro que el que fue a parar con la exclaustración a la cercana Iglesia de San Ildefonso. 

Es una imagen de Cristo en la Cruz, atribuido al círculo de Pablo de Rojas, que se ha venerado en la citada iglesia hasta 1982, año en el que pasó a presidir el presbiterio de la nueva iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Mercedes de la Casería de Montijo. Este Cristo es de tamaño natural, de la época cercana a la fundación de la cofradía, pues es imagen de un naturalismo inicial, sin apenas “contrapostto”, con diadema de limbo de plata y que pasó a San Ildefonso procedente de la iglesia de la Merced Calzada.

Tradicionalmente los vecinos de la Calle Real, con este Crucificado de San Ildefonso y la Dolorosa, realizaban un Vía Crucis el Viernes Santo por la tarde y cuyo itinerario lo llevaba hasta las calles de San Juan de Dios y del Santísimo, visitando también las ermitas del Cristo de la Yedra, en la calle Real, de San Isidro Labrador y la del Santísimo. Este Vía Crucis con dichas imágenes, y que yo he presenciado, se celebró hasta los años setenta del pasado siglo.

Crucificado de tradición en nuestra Semana Santa, pues en torno a él fue fundada en 1935 la Cofradía del Cristo de la Expiración (Escolapios). Que este Cristo procedía de la Merced Calzada, parece ser que era la opinión (tal vez transmitida por tradición oral) de directivos de la Federación de Cofradías, pues en el acta de 23 de marzo de 1935 en la que se alude a la salida de la nueva Hermandad del Cristo de la Expiración, lo denominan “Cristo de la Merced”[5]

Respecto a la Dolorosa que procesionara y diera culto la Cofradía de la Sangre de Jesucristo, no podemos afirmar con certeza que imagen sería. Si sabemos que en la capilla de la Cofradía existía una Dolorosa, que sin duda sería a la que daba culto la Hermandad. De hecho, en la capilla, dicha Dolorosa estaba junto al Crucificado y a sus pies. El inventario de 1837 de la Exclaustración dice: “ hay en la capilla tercera- que era la de la Sangre- un altar y ara quebrada con un Crucifijo y una Dolorosa al pie, dos atrileras y una lámpara de hoja de lata”.

Dolorosa procedente de San Ildefonso y de la Merced, hoy en las Calabaceras

Esta Dolorosa pudiera ser la que con la advocación de Nuestra Señora de la Luz (6) aparece en el inventario de la Hermandad de Jesús Nazareno de la Merced. Corporación que, como hemos antes afirmado, parece que se desgaja en 1729 de la Cofradía que estamos tratando de la Sangre de Jesucristo. 

Esta imagen pudo también pasar tras la Exclaustración, junto con el Crucificado, a la iglesia de San Ildefonso. De hecho, a sus pies, se veneraba en esa iglesia desde tiempo inmemorial a una Dolorosa, de la misma forma en que se veneraban en la capilla de la Cofradía de la Sangre de la iglesia de la Merced, es decir, al pie del Crucificado. A ambas imágenes las he visto de esa forma en San Ildefonso en mi adolescencia, porque fui feligrés de aquella parroquia.

Antes del envío del Crucificado a la parroquia de la Casería de Montijo, me comentó una persona informada que un capellán de las monjas entregó la Dolorosa a las Carmelitas Calzadas (Calabaceras), en cuyo convento está hoy dentro de su clausura. Alguna vez la imagen de esta Dolorosa he sido colocada en el altar de cultos de la Hermandad del Cristo de la Luz, residente últimamente en dicho convento, en los llamados “Reviernes” de dicho Crucificado de la Luz.



  


Cristo de la Humildad o de las Burlas de San Ildefonso ¿ Pablo de Rojas ? ¿Diego de Vega? Hacia 1580-1585.


Dentro del carácter de las antiguas hermandades penitenciales granadinas, la Cofradía de la Sangre de Jesucristo procesionaba otros pasos, como se ha dicho anteriormente, cuyas imágenes pasionistas no podían ser otras que las que existían en el Convento de la Merced, algunas de las cuales subsisten en la iglesia de San Ildefonso. 

Tal es el caso del Señor de la Humildad, llamado hoy de las Burlas, imagen de bulto y tamaño inferior al natural que está en dicha iglesia de San Ildefonso. Se trata de una imagen de Cristo sedente cubierto con manto púrpura, que representa a la Coronación de Espinas. Aunque se presenta sin el cetro y la corona, seguramente era de plata u hoja de lata con nimbo, que llevaba antiguamente. Es una imagen del estilo de Pablo de Rojas, bien del maestro o de algún discípulo, por las características que en ella se manifiestan se le podría atribuir, sin olvidarnos de otro escultor con él relacionado como Diego de Vega, al que hoy se le atribuye el Cristo de la Columna de Guadix.


Cristo de la Columna de Guadix. atribuido a Diego de Vega

Señor de la Humildad, procedente de la Merced, hoy en San Ildefonso

En el inventario después de la Desamortización, publicado el 31 de agosto de 1837, aún quedaba esta imagen en la capilla de la Sangre, pasaría después a San Ildefonso. Dicho inventario dice:

un altar con un Ecce Homo de talla (Señor de la Humildad), lámpara de hojalata y cuadro con moldura blanca y negra de San Juan Bautista”.

Otro paso sería el de Señor Amarrado a la Columna. Obra que parece de taller, que también sigue el tipo de los de Rojas, especialmente del Señor de la Paciencia de la Cofradía de las Penas. De tamaño inferior al natural, está atado a una columna alta y se venera actualmente en la capilla tercera de la izquierda de la iglesia de San Ildefonso.


Amarrado a la Columna de San Ildefonso, posible imagen de la Cofradía de la Sangre de la Merced

Por último, también procesionaba el paso de Jesús Nazareno, de cuya imagen desconocemos su paradero y que, como hipótesis, probablemente fue realizado por Rojas o por discípulos de su taller, pues este escultor trabajó en esa época tridentina de fundación de cofradías para varias de ellas, como fue el caso del Nazareno la de la Virgen de las Angustias. En cuyo caso sería imagen de talla completa y formas parecidas a los Nazarenos de las Angustias, de Huétor Vega (antes en el convento de los Mártires) o el de Priego (también realizó el maestro un Nazareno para la Cofradía de la Pasión de Cristo del Convento de la Trinidad, que tampoco sabemos cuál será su paradero). 

Si nos fijamos en el grabado del Nazareno de la Merced, que ponemos a continuación, podemos apreciar el arqueamiento de las piernas, postura necesaria para arrastrar la cruz, muy típico de los Nazarenos de Rojas, con la faz erguida mirando al pueblo. Llevaba corona de espinas de plata con nimbo, soga al cuello y los remates de la cruz esféricos o de perinola. Este Nazareno, como antes hemos manifestado, será titular, también, a partir de 1729 de la Cofradía de Jesús Nazareno de la Merced, desgajada del tronco de la Sangre de Jesucristo.


Grabado de estampa del archivo de don Armando López Murcia

En el inventario de la Desamortización que se realiza en la iglesia de la Merced publicado en el B.O.P de 31 de agosto de 1837, se describe que en la capilla segunda del colateral derecho un altar con la efigie de Jesús Nazareno (parece que al haberse creado hermandad propia con dicha imagen, la nueva cofradía del Nazareno, abandona la capilla de la Sangre, que era la tercera del lado izquierdo de la iglesia para trasladarse a la segunda del lado derecho, que la de Ntra. Sra. de la Asunción: 

“ (…) hay un altar de material con la efigie de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas. Una lámpara de metal y dos efigies de San Joaquín y Santa Ana de talla”. También en la sacristía constata la existencia de "(…) un arcón de pino largo con cerradura y llave, dentro la túnica de Jesús Nazareno y varias ropas de sacristía”.

¿Dónde iría a parar este Nazareno, que por lo que hemos expuesto, pudo haberlo realizado Pablo de Rojas?   Para ello, quiero plantear una última hipótesis: 

En el último tercio del siglo XIX se oficiaba en el Beaterio del Santísimo en la calle de ese nombre, un triduo a la imagen de Jesús Nazareno seguido de procesión que se celebraba todos los años el último domingo de enero, procesión que iba hasta la plaza de la Merced y el Arco de Elvira. Imagen que tuvo que contar con cierta devoción, pues en 1885 se le hace una rogativa para que remitiera la epidemia de cólera. 

¿Podría la imagen del Nazareno haberse entregado a este Beaterio cercano a la Merced Calzada? No he visitado este beaterio en su interior y, por lo tanto, no puedo contar con fotografía de dicha imagen, ni sé si aún está en dicho establecimiento, sí permanecía aún en 1918, porque la Hermandad del Santo Vía Crucis realizó la estación de ese año al Cerro del Aceituno con dicho Nazareno[8].

Nazareno de 1918 de la Hermandad del Vía Crucis, procedente, según la prensa, del Beaterio del Santísimo


Muchas incógnitas quedan por resolver de esta hermandad que en este trabajo tratamos y, en general, del resto de nuestras antiguas hermandades. A medidas que se despejan algunas de dichas incógnitas surgen otros enigmas que impiden completar su historia. Sin embargo, hoy estamos en la situación de ir desvelando muchos de sus secretos, que hasta hace poco menos de dos décadas se mantenían insondables en muchos de sus detalles.  

Una más de nuestras antiguas hermandades penitenciales, que desapareció desafortunadamente y que ,de permanecer aun o de haberse recuperado después, si la cultura de nuestros cofrades hubiera contribuido a ello, habría engrandecido, devota, histórica y artísticamente nuestra Semana Santa y sus estaciones de penitencia.






[1]
GILA MEDINA, Lázaro, LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús y iguel Luis. Los Conventos de la Merced y San Francisco Casa Grande de Granada, pág 16, plano. Universidad de Granada 2002.

[2] ANTONIO PADIAL BAILÓN, Antonio, La Cofradía de penitencia de la Sangre de Ntro. Sr. Jesucristo, Revista Gólgota nº 39 de Junio de 2008. 

3] ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 34 f, pieza 34.
[4] Libro de Cabildos y Cuentas de la Hermandad de Jesús Nazareno del Convento de la Merced de Granada.

[5] PADIAL BAILÓN Antonio, La Semana Santa de Granada a través de la Federación de Cofradías, pág 126. Granada 2002.

[6] Libro de Cabildos y Cuentas de la hermandad de Jesús Nazareno de la Merced.

[7] ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, Legajo 27 F,  pieza 1.

[8] Diario La Gaceta del Sur de 31 de marzo de 1918.














1 comentario:

  1. Bastantee interesante que podamos recuperarnos y seguir adelante, que Dios nos sane y que estemos constantemente cerca de Él, orar es muy fácil para acercarnos a Dios y también equivocarse es humano pero si nos arrepentimos de forma conciente, podemos rectificar nuestra vida.

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