martes, 14 de mayo de 2013

HERMANDADES DE LA VÍA SACRA:




HERMANDAD DE LA VÍA SACRA DE  JESÚS DE LA HUMILDAD Y TRABAJOS DEL PRETORIO






Granada, desde siempre, no se ha podido concebir sin su paisaje y éste sin Granada. Es una ciudad que por la bella orografía de sus alrededores llevaba a recordar a los extramuros de la ciudad de Jerusalén, lugar donde se desarrollaron los acontecimientos de Drama Sacro. El paisaje, por lo tanto, era propicio para que la imitación de dicho "drama", que las hermandades de penitencia y las de vía sacra se encargaban de asimilar en sus procesiones, para que éstas se deserrollaran con el mayor y más exacto realismo posible.

No cabe duda, que ello influyó para que en Granada estas hermandades de la vía sacra presentaran una especial proliferación que se desconoce en otras localidades de Andalucía. Los cerros de las inmediaciones de la ciudad eran la estación final obligada de estas manifestaciones penitenciales y donde se elevaron ermitas para coronar con un edificio religioso la finalización de la última estación de estos vía crucis pasionistas.

El Cerro de los Mártires en las colinas de la Alhambra, sobre el Valle de la Asabica; el Cerro de los Rebites y su ermita del Santo Sepulcro, sobre el Camino Alto de Huetor; el Cerro del Aceituno y ermita de San Miguel, sobre el Albaicín; el Sacromonte, con otra ermita del Santo Sepulcro; el cerro de la Puerta de Fajalauza con la Vía Sacra de San Antonio; otra ermita del Santo Sepulcro existía dentro de la rauda real de la Alhambra. Todos estos van a ser los parajes que recorrerán estas hermandades de la vías sacras granadinas, de las que podemos contabilizar, al menos, once o doce de ellas.


Scala Coeli de Córdoba

Quizás, el más remoto precedente de la práctica de la Vía Sacra lo encontramos en el monasterio de San Estéfano de Bolonia en donde el obispo San Petronio mandó construir siete capillas en representación de los más importantes Santos Lugares de Jerusalén. En Andalucía tenemos el primer precedente en el de Scala Coeli de Córdoba fundado por el dominico San Álvaro de Córdoba, hacia 1425, que construye capillas para meditar sobre la Pasión de Cristo, después de un viaje que realizó a Jerusalén.


Cruz del Campo de Sevilla



Despues, en Sevilla, en 1521, el Marqués de Tarifa, también, tras haber visitado los Santos Lugares establece un vía crucis que comenzaba en la Casa de Pilatos, donde estaba el Pretorio y la capilla de las Flagelaciones, para finalizar en el templete de la Cruz del Campo.

En Granada, esta práctica será un poco más tardía, con el establecimiento en 1633 de la Vía Sacra de la Orden Tercera franciscana, que funda una hermandad formada por 13 miembros, que construye cruces y capillas hasta la del Santo Sepulcro del Sacromonte.

Otra Orden Tercera de Penitencia de regulares franciscanos de San Antonio Abad (San Antón) van a establecer otra vía sacra en las ermitas de San Antón el Viejo y del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites (Serrallo), donde primitivamente los frailes tuvieron su sede, antes de trasladarse al convento de la Calle Recogidas. Después construyeron la ermita del Pretorio. 

De la Hermandad de la Vía Sacra de este último lugar, vamos a tratar en esta ocasión.



Estas ermitas, al menos la de San Antón "el Viejo", eran en un principio morabitos musulmanes cristianizados, donde los frailes Terceros Franciscanos fundaron en 1534 su convento de Granada. El de San Antón "El Viejo"  estaba situado en la cuesta que parte a la izquierda del inicio de la actual Avda. de Cervantes, aunque en otros documentos parece que el primer establecimiento fue en la del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites, en el paraje que hoy conocemos como "El Serrallo". Después, cerca de finales del siglo XVI, se trasladarán por concesión de Felipe II de un solar de unas atarazanas al inicio de la actual calle de Recogidas, es decir al convento de San Antón (hoy de las monjas capuchinas). 

Cuesta a cuya mitad estaba la ermita de San Antón "El Viejo"(Avda. de Cervantes)


La construcción de la Vía Sacra y constitución de la Hermandad de Jesús del Pretorio tuvo que realizarse ya entrado el siglo XVII, pues la cruces y capillas de la misma se levantan entre 1661 y 1667 y que la hermandad recorría meditando e imitando los momentos de la Pasión desde el Pretorio hasta el Gólgota (Cerro de los Rebites).


Camino Alto de Huetor a finales del XIX, hoy Avda. de Cervantes. Tras las casas, en el monticulo, se erguía la ermita de San Antón Viejo.


Era pues, una de las más antiguas hermandades de la Vía Sacra, quizá fundada en la primera mitad del siglo XVII. Primeramente, parece que iniciaba su recorrido en la cruz que existía ante la iglesia de San Antón, para, a partir de 1661, hacerlo desde la nueva ermita del Pretorio que levantan hacia esa fecha. Con ello, se trataba de recorrer y representar el ciclo pasionista completo de la estancia y martirio de Jesús desde el Pretorio, donde fue juzgado para seguir con la cruz a cuestas y, finalmente, la llegada al Calvario para su Crucifixión y Sepultura.

Para este fin encargaron o utilizaron diversas imágenes a las que dieron culto y procesionaron, representando con imágenes procesionales las escenas de la Flagelación, del Ecce Homo, el camino de la Calle de la Amargura con la cruz al hombro, la Crucifixión y el Sepulcro.

La primera estación va a ser, desde ese momento (hacia 1661), la ermita del Pretorio, construida a espalda de la iglesia de Ntra. Sra. del Destierro de frailes Basilios (hoy Escolapios), en el llamado, aun hoy, Callejón del Pretorio.

El Padre La Chica Benavides nos la describe así en 1765:

“A distancia de un tiro de bala de este Monasterio (el de San Basilio) y a el principio del camino del Vía Crucis de San Antón el Viejo está la hermita, que por estar la primera cruz se intitula del Pretorio. Es muy hermosa la hermita, y está con grande decencia en ella el santo Christo de la Humildad y Trabajos, que es de los más devotos simulacros que se adoran en este pueblo. Se dice misa aquí todos los días festivos, a costa de los fieles que pasan… Ha obrado este simulacro algunos prodigios: a Lucía Hernández en el año 1635: a Christobal de Olaria en 1684: y a Don Francisco Vallesteros en 1761. En una Tarjeta, que corona la portada, se leen estos versos:

Alma, a llorar te convida
este lugar, pues te advierte,
que en él, sentencia de muerte
dieron al Rey de la vida.

En el arco de la misma portada  se lee la siguiente inscripción: Esta Vía-Sacra es de la piadosa Congregación de los Trabajo de Jesús.”[1]

Se le puso de nombre ermita del Pretorio por comenzar en ella, precisamente, el inicio de la Vía Sacra en la que Jesús es sentenciado a muerte en el Pretorio de Jerusalén ante el tribunal de Poncio Pilatos, momento que se representaba con la imagen de Jesús de la Humildad y Trabajos, es decir, con el paso del "Ecce Homo", en que Jesús es presentado al pueblo como rey lacerado con cetro de caña y coronado de espinas.
Jesús de la Humildad y Trabajos "Del Pretorio"

Hoy sabemos que la imagen de Jesús de la Humildad del Pretorio presentaba entonces una apariencia más flamante que la que hoy nos ofrece a los que hemos podido contemplarla un tanto olvidada. 

La devoción de sus fieles y su hermandad la había dotado de una corona de espinas con potencias de plata, en lugar de la que hoy tiene de espinas vegetales y sin potencias; el cetro era de plata también y hoy se presenta con un humilde caña; además llevaba un cordón de hilo de oro (tenía dos, uno de oro y otro de hilo de plata), frente a la soga de esparto con que hoy se nos presenta alrededor del cuello y que baja para anudar sus muñecas; también tenía dos sudarios o toneletes; asimismo, era sobrevestido con túnica (tenía tres: dos de terciopelo, uno morado y otro color naranja y el tercero de tapicería encarnada, posiblemente bordadas, dada la esplendidez de los demás atributos)[2] .
Por último, llevaba un corazón de plata, posiblemente en el pecho y la imagen estaba permanentemente alumbrada por lámpara de aceite al cuidado de un ermitaño.  Hoy carece de estas prendas y la imagen se presenta en su talla sin los citados aditamentos barrocos.

 

La imagen de Jesús del Pretorio es una escultura totalmente tallada de la Escuela Granadina del siglo XVII (seguramente hacia 1661), aunque muy modificada por las seguras intervenciones que ha sufrido a lo largo del tiempo y, tal vez venerada, en principio, en la iglesia de San Antón.
En la ermita del Pretorio se celebraba misa todos los días festivos para los escasos vecinos de la zona, la mayor parte de ellos agricultores de la Vega, y era costeada por las limosnas de devotos y de otras personas que pasaban por el lugar o viajeros de los pueblos de la falda de la Sierra que se detenían a rezar, y poner sus limosnas en un cepo. Aquel lugar era entonces y lo sigue siendo el inicio del Camino Bajo de Huétor.

Linterna barroca de la ermita del Pretorio
Seguramente, a lo largo del citado camino, se elevarían por la hermandad algunas de las Cruces de la Vía Sacra, para detenerse más tarde en la ermita de San Antón el Viejo, cerca del Camino Alto de Huétor y proseguir hasta el final de dicha Vía a la ermita del Santo Sepulcro del Cerro de los Rebites, final de la actual calle Friburgo, cerca del Serrallo. 
Esta ermita del Santo Sepulcro, propiedad de la citada Orden Tercera de Penitencia de San Antonio Abad, ofrecía una construcción muy bella y original en su conformación: planta octogonal y en tres niveles, coronada con bella cúpula en el centro sobre cuatro columnas dóricas y adornada con yeserías doradas y estofadas y cuatro balcones de hierro en las esquinas 4.

Ermita Octogonal del Santo Sepulcro de los Rebites. Grabado de Chapuy
La ermita fue construida en el mencionado Cerro, donde termina hoy la calle de Friburgo y cuya planta, en los que se apreciaba esa forma octogonal, se percibía hasta hace unas décadas en que construyeron sobre sus restos unas nuevas edificaciones.
El edificio, como decimos, de planta octogonal tenía delante de la puerta un pequeño atrio con puerta coronada por una espadaña con campana. Contaba con una sacristía y habitación aneja para el ermitaño, todo ello de una extensión de 4.540 pies cuadrados. También era propiedad de la ermita de una pequeña casita que estaba separada de la edificación.
El Padre La Chica Benavides describe en 1765 esta singular ermita de la siguiente forma:“La disposición de este Templo es singularísima, y no he visto otra de  semejante simetría. Compónese de quatro ángulos, que tienen a trecho sus columnas. Cierra el descubierto una media naranja, que es de grande altura. En cada ángulo una capilla con su altar”.

Detalle Ermita Santo Spulcro de los Rebites. Chapuy
La ermita del Santo Sepulcro de los Rebites era la de mayor capacidad y mérito artístico de las que contaba Granada. Los ocho lados del octógono estaban ocupados por la puerta principal y otras tres puertas opuestas en otros tres lados. Entre las cuatro puertas se abrían cuatro capillas, cuyos volúmenes sobresalían del cuerpo de la ermita, en las que estaban las imágenes de Jesús Nazareno, Ntra. Sra. de la Soledad, la capilla de la Escala, donde se veneraba la imagen de un Cristo Amarrado a la Columna  y, por último, la cuarta capilla con una imagen de San Francisco llagado. En el centro de la ermita estaba el altar mayor entre cuatro arcos mantenidos por cuatro columnas de piedra que sostenían la cúpula central, en dicho altar se veneraba un cuadro grande del Descendimiento, sobre un retablo dorado y estofado. Otros cuatro cuadros con escenas de la Pasión y de los cuatro Evangelistas completaban la decoración religiosa de la ermita[4].  


Lugar en los Rebites donde se alzaba la Ermita del Santo Sepulcro
El nombre de Santo Sepulcro, aludía a la última estación de la Vía Sacra en la que Jesús es colocado en su sepultura. El padre La Chica Benavides, nos hace también una descripción más somera de la ermita con las imágenes a las que nos hemos referido antes: “En el 1º hai una imagen primorosa de Jesús Nazareno; en el 2º una efigie de la Soledad de N. Señora; en el 3º una Escala (con el Cristo de la Columna); y en el 4º un simulacro de S. Francisco Llagado. En el ángulo frontero a la puerta de esta iglesia, ocupando un arco está el Altar Mayor, en el se venera una imagen de pintura, bien executada del Descendimiento de la cruz”.

Nazareno de San Antón, seguramente el que pertenecía a la Hermandad de la Vía Sacra
Con estas imágenes la vía sacra representaba el ciclo pasionista en algunos de sus primordiales pasos. La imagen de Jesús Nazareno podría ser la bella imagen que hoy se conserva en el convento de San Antón en el centro de la ciudad, en donde se ubicaría tras la demolición de la ermita. Este Nazareno podría atribuirse a Diego de Mora, presentando las características de una serie de imágenes de Jesús de cierta abundancia y difusión, que tradicionalmente, algunas de ellas, se han atribuido a su hermano José (Rescate, Nazareno de la clausura de las agustinas, Nazareno de Talará, de la Magdalena de Baeza, Caído antiguo de Úbeda...etc), y que, son imágenes que están lejos del patetismo e idealización que presentan las obras pasionistas del gran Mora.      
 
Ntra. Sra. de la Soledad. Posiblemente de la ermita del Santo Sepulcro

 Asimismo, nos informa que en ella existía un cuadro, tal vez una lápida, que relataba haberse producido en día 23 de marzo de 1714 (que a la sazón era Viernes de Dolores) un hecho milagroso ocurrido en el momento en que se estaban predicando los Dolores de Nuestra Señora, cuando se desencadenó  una fuerte tormenta y un rayo entró por la parte superior, aterrorizados los presentes“…se encomendaron a N. Señora y allí se deshizo sin ofender a nadie, habiendo mucha gente en la Iglesia”.
Posiblemente esta Soledad de la ermita del Santo Sepulcro, pudiera ser la que se conserva en una hornacina de las escaleras del claustro de San Antón, cuya foto antes hemos ofrecido. De no ser así, puede que se encuentre en algún pueblo de la provincia, llevada por el arzobispado tras la Esclaustración, práctica muy común, que se hacía a petición de los párrocos. 
La Vía Sacra, procesionando las imágenes referidas (seguramente no todas ellas siempre),  se solía realizar durante un día de la semana. A finales del siglo XVIII, parece ser, que sólo el Viernes Santo. Previamente, el Martes Santo, la hermandad iba a las ermitas para preparar las imágenes en andas y llevarlas procesionalmente el día después, Miércoles Santo, a la iglesia de San Antón, para celebrar allí los oficios de Semana Santa del Jueves y Viernes Santos.
Y finalizados dichos oficios se formaba la procesión para realizar la Vía Sacra y devolver con ello, las imágenes a sus respectivas ermitas, comenzando las estaciones en la del Pretorio.
Ello se desprende de un documento de 1796 en que el ermitaño del Pretorio Juan Peseto acude al arzobispo para que le renueve su nombramiento de santero, ante el temor de que los comisarios de la Orden Tercera de Penitencia de San Antón, a quienes competía hacerlo, no le renovaran el cargo de ermitaño por su avanzada edad (tenía 84 años).
Ante el recurso de éste, el arzobispo D. Manuel Moscoso y Peralta le renueva el nombramiento y los tres comisarios Diego Alfaro Fernández de Aguilar, Antonio Ordoñez Velasco y Fco. Antonio Díaz del Moral de la Hermandad de Jesús de la Humildad y Trabajos “…más conocida como de Jesús del Pretorio”, recurren ante el arzobispo, alegando que desde la fundación de la vía sacra las ermitas han sido propiedad de la Orden Tercera de Penitencia, quien nombraba sus comisarios y las camareras, “que las más son familiares de los individuos que componen el dicho Venerable Orden, quienes el Martes Santo de cada año bajan a dichas dos ermitas del Pretorio y del Sepulcro a vestir a las santas imágenes de Jesús del Pretorio, de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad para que suban procesionalmente el Miércoles Santo en la tarde al referido convento de San Antón, donde permanecerán hasta el Viernes (Santo), que acabados los oficios vuelvan a sus santuarios, concurriendo las camareras con muchas libras de cera y demás gastos que se ofrecen en vestir con decencia y aseo, consiguiente con lo mencionado los citados comisarios han corrido con todo el gobierno, cuidado y manejo del citado santuario nombrando por sí y sin anuencia del venerable Orden, aunque sí con su noticia, una persona que sirva de ermitaño y santero que resida continuamente en él[5]”.
 
Nazareno de San Antón con su rica túnica ¿Diego de Mora?

Estas procesiones de la vía sacra se continuaron realizando, al menos, hasta la invasión napoleónica. Así, el domingo siguiente al de Resurrección,  día 9 de abril de 1809, en plena Guerra de la Independencia, las imágenes fueron llevadas a San Antón y, tras los cultos, se organizó una procesión de rogativa para pedir por el feliz fin de la guerra con las imágenes de Jesús del Pretorio, Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad:

“La venerable Orden Tercera de San Antonio Abad, el Domingo día 9 consagra cultos a los simulacros de Jesús del Pretorio, Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de los Dolores con el Señor Sacramentado, siendo orador don Juan de la Rosa, lector de artes del convento. En la tarde del mismo día se conducen en Rogativa las referidas imágenes a sus ermitas del Pretorio y del Santo Sepulcro, en donde predicará …don Juan Baquero, vocal de la suprema Junta de este Reino y Visitador de la Venerable Orden Tercera”(6). 


Tras la Guerra de la Independencia, con la radicalización de los movimientos anticlericales que van a culminar con la exclaustración de las órdenes religiosas y desamortización de sus bienes,  la práctica de la vía sacra a las referidas ermitas decaerá profundamente hasta desaparecer hacia 1835-36. Las ermitas son expropiadas y salen a subasta cuyo remate se realiza el 10 de marzo de 1843 en la escribanía de Antonio María Gómez Matute por un valor de 62.000 reales de vellón[7]. Los materiales de la ermita se emplearon unos años después en la construcción de un templete a la entrada del Triunfo (probablemente frente al Arco del Elvira) que no llegó a terminarse y que en 1853 estaba casi derruido (8). 

       La otra ermita, la del Pretorio, corrió, en principio, mejor suerte y no se demolió, conservando sus características e imagen. En 1886, el Centro Artístico había organizado una excursión artística con sus asociados a la ermita. Tan reciente estaba aún en 1898 el recuerdo de esta vía sacra que el Arzobispo de Granada Sr. Meseguer y Costa emite una circular convocando a un vía crucis por el Callejón del Pretorio en dirección a la hoy Avda. de Cervantes con motivo de la bendición de la primera piedra para la construcción de la iglesia de Ntra. Sra. de Monserrat[9] 

Al año siguiente, 1899, durante la Cuaresma, se vuelve a repetir un vía crucis los miércoles y viernes “para fomentar la devoción a la Prisión de Jesús” por el  Callejón del Pretorio organizado desde la iglesia de los Basilios por los PP. Escolapios. Para fomentar dicha devoción, el Prelado asiste al vía crucis y concede 80 días de indulgencia a los que acudieran al sagrado ejercicio.

Edificio que guarda en su interior la Ermita del Pretorio

A finales del siglo XIX, la propietaria de los terrenos y la ermita era Dª Mariana Ramírez Tello, que la dedicó a la Virgen de las Angustias, por una imagen que allí puso esta señora y que aun se conserva en la ermita, a la que se le impuso la corona en 1914. Dª Mariana motivada por la preocupación de quién cuidara la capilla la vendió en 1905 con sus terrenos a la monjas del Sagrado Corazón y hacia 1911 un sacerdote reintegró a la ermita la imagen del Cristo del Pretorio, su antiguo titular, que hoy, con dificultad por la escasa luz, podemos contemplarla a través de un ventana que han abierto las monjas al Callejón del Pretorio, hace pocos años.

Virgen de las Angustias de la Ermita del Pretorio dedicada a Ella a finales del XIX


Con este trabajo se pretende acercar al lector a la realidad de unos espacios sacros, hoy desgraciadamente desaparecidos, como tantísimos otros, que conformaban el paisaje urbano de una ciudad como Granada que podría haber sido una de las primeras ciudades del mundo con una conformación urbana dignas de ser uno de los patrimonios más extensos e intocables de la Humanidad y que el desprecio e indiferencia de los granadinos y autoridades, con su más absoluta falta de sensibilidad, nos los han hurtado a las generaciones presentes y futuras. 







             [1] DE LA CHICA BENAVIDES, Antonio de: Gacetilla curiosa…, papel LVII, hoja 6.
             [2] Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 222, pieza s/n.
             [3] BARRIOS ROZUA, Juan Manuel, Guía de la Granada desaparecida, pp. 429-430. Ed. Comares. Granada 1999.
[4] GÓMEZ-MORENO CALERA, J.M., Arquitectura religiosa granadina en la crisis del Renacimiento, pág. 185.
[5] Archivo Histórico del Arzobispado de Granada, legajo 222, pieza s/n.
[6]  Diario de Granada de 9 de abril de 1809.
[7] Boletín Oficial de la Provincia de 16 de enero de 1843.
[8] Diario “ La Constancia” en su número de 5 de junio de 1853.
[9] “El Defensor de Granada” de 26 de Marzo de 1898.